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LA
DIGESTIÓN |
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29 de Mayo del 2007
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SINOPSIS |
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A los 70 años habrás comido unas 33 toneladas de alimento, algo equivalente al tamaño de un elefante y habrás defecado un volumen aproximado al de un coche.
Los alimentos que comemos y las bebidas que bebemos, como el pan, la leche, la carne y las verduras, por muy apetitosos que nos puedan parecer, en realidad no están en una forma que el cuerpo pueda aprovechar para nutrirse, es decir, para obtener de ellos la energía necesaria para vivir. Para que nuestras células puedan utilizarlos, deben primero transformarlos en moléculas más pequeñas. Más que una transformación, en realidad, lo que se realiza durante la digestión es extraer de los alimentos estas moléculas, que se denominan nutrientes, que después son absorbidas hacia la sangre y transportadas a las células de todo el cuerpo. Las células son las responsables de extraer, a su vez, de los nutrientes la energía que necesitamos.
El proceso digestivo, pues, comprende la mezcla de los alimentos en la boca, su paso a través del tracto digestivo y la descomposición química de las moléculas grandes en moléculas más pequeñas. Empieza en la boca, cuando masticamos, y termina en el intestino delgado. El proceso químico cambia según la clase de alimento que estemos digiriendo. |
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QUEREMOS EXPLICAR |
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Que comer no es sólo disfrutar del placer de la comida, sino una función esencial para obtener la energía necesaria para el organismo.
Los dos mecanismos básicos que hacen posible la digestión: los movimientos peristálticos y la secreción de jugos digestivos.
Que existen tres tipos básicos de alimentos, con funciones específicas en nuestro cuerpo.
Que todos los animales, de una manera u otra, realizan la digestión.
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