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Si hay un tabú potente en la mayoría de las culturas que conocemos, ese es el del canibalismo. Comerse a otros como tú está considerado, cuando menos, de mala educación, y en la mayoría de sitios es un delito repugnante. Sin embargo, el canibalismo ha existido desde el inicio de la humanidad. Precisamente en aquellos años lejanos podría haber sido habitual según qué sitios. Pero, si nos resulta tan repugnante... ¿por qué habríamos de comernos a otra persona? Pues hay quién ha encontrado motivos, aunque desde nuestro sillón, con nuestro vaso de leche con galletas, resulte difícil imaginarlos.
Hoy veremos que el canibalismo es un hecho relativamente corriente en la naturaleza y que detrás de una conducta que nos parece aberrante hay unas sólidas razones biológicas. Cuando hablamos del ser humano, es decir, de antropófagos, a las razones puramente biológicas hemos de añadir motivos culturales que llevan a la inclusión de nuestros semejantes en nuestra dieta. Sea como sea, nos guste o no, el canibalismo existe.
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Canibalismo es comerse a miembros de tu propia especie. Algunos animales lo practican y los humanos, en menor medida, también. Existe evidencia de ello desde la prehistoria hasta casi nuestros días y se practicaba como forma ritual o en situaciones de escasez extrema.
Para nuestra sociedad y para todas las civilizaciones el canibalismo no solo es un delito, es un tabú (una prohibición infranqueable) que regula la vida en la sociedad –el Orden aceptado por todos- y que además, desde la antigüedad, sirve para controlar ciertas enfermedades.
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