Queridos amigos, ha llegado el momento de la verdad. ¡Sí, amigos, ahora respondemos a vuestras preguntas! Queridisísima Q, cuando quieras…

Bien, pues fue Aristóteles.

Ummm… Creo que se ha producido un cortocircuito en tu tejido neuronal. Aristóteles fue un filósofo griego que vivió hace más de dos mil años y…

Resulta que las primeras cámaras de fotografiar eran habitaciones. Watson, tráeme la caja de zapatos donde guardas tu colección de cortaúñas

Mi colección de cortaúñas es sagrada. Cuidado con lo que haces con ella

Si tenemos una caja oscura, cerrada, como ésta y le practicamos un agujero lo suficientemente pequeño (con un cortaúñas hace un agujero en una de las paredes de la caja) el agujero actúa como una lente, de manera que la luz que entra se refleja en la pared de enfrente.

¿Y qué?

Pues que reflejará las imágenes de fuera de la habitación. Lo hará de forma invertida, pero ése es el principio por el que se rige la fotografía.

Pero, Leo, querido, ¿nos estás diciendo que Aristóteles hacía fotos con una caja de zapatos?

No, en esa época no había cajas de zapatos. Él utilizaba una habitación cerrada, con un agujerito en la pared. Cuánto más grande era la habitación y más pequeño el agujero, mejor. Por eso, a las máquinas de fotografiar se las llama cámaras, porque una cámara es una habitación.

Pues esta costumbre viene de los griegos, amigo Jorge. Resulta que ofrecían pasteles a la diosa de la Luna cada mes, cuando se completaba su ciclo que, como sabéis…., es de 28 días.

¡Ala, una vez al mes jarana! Si es que en este planeta no trabaja nadie.

Los griegos asociaban la luz de las velas con la luz proveniente de la luna. De manera que, cuando apagaban una, el humo se elevaba hacia nuestro satélite. Y si pedías un deseo, los dioses podían hacer que se cumpliese.

Ajá, el hongo nuclear. En realidad, querida Carmen, los hongos en el cielo no sólo pueden ser producidos por explosiones de bombas.

¿Un hongo nuclear? ¿Eso no se debe sentar muy bien, no?

Los hongos nucleares en realidad son el resultado de grandes explosiones sobre la superficie de la Tierra, en las que se generan gases que pesan menos que nuestra atmósfera, por lo que tienen tendencia a elevarse hacia el cielo.

El aire va penetrando por entre el gas, produciendo corrientes circulares, que le dan forma de hongo.

Estos hongos no se producen sólo a partir de explosiones atómicas. Por ejemplo, las erupciones volcánicas o el impacto de pequeños meteoros o cometas sobre la Tierra también producen hongos naturales.

A mí no me parece muy natural un hongo de éste tipo.

De hecho, el hongo de mayores proporciones se detectó cuando fragmentos de un cometa impactaron sobre la superficie de Júpiter. Los hongos producidos tenían una altitud de varios cientos de kilómetros.

Hasta el próximo programa, amigos.